23 diciembre, 2024
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El Senado expulsó el pasado jueves del Cuerpo al peronista disidente Edgardo Kueider, detenido la semana pasada en Paraguay junto a su secretaria y más de USD 200.000 sin declarar.

A pesar de que la severa medida fue pedida días atrás por el kirchnerismo y luego consiguió adhesión, en la previa, de sólo un puñado de legisladores -como Guadalupe Tagliaferri, que dio el mejor discurso de la jornada-, varias bancadas activaron volteretas olímpicas y se sumaron a la remoción del legislador entrerriano, como la La Libertad Avanza (LLA) y la Unión Cívica Radical (UCR), que votó dividida, al igual que el Pro.

Al momento de la verdad, la decisión adoptada consiguió de manera holgada los dos tercios: 60 a favor, seis en contra y una abstención del peronista disidente Juan Carlos Romero. Se ausentaron a la definición -sin contar a Kueider- los santacruceños Natalia Gadano y José María Carambia, el viajante kirchnerista Gerardo Montenegro y el radical Víctor Zimmermann, a quien sobre el final de la sesión se le aprobó la licencia sin goce de sueldo -por un cargo en Chaco- hasta el 28 de febrero próximo.

La jugada victoriosa del kirchnerismo -sin lugar a dudas- contra su ex colega de bancada tuvo un único objetivo, en medio de las inobjetables contradicciones entre procesados y condenados buenos versus malos: reemplazar a Kueider por la actual diputada provincial y referente camporista Stefanía Cora. De esa manera, el cristinismo senatorial pasará de 33 a 34 legisladores. A tres de recuperar el quorum y la mayoría propia.

Seguido a la votación sobre Kueider, se dispuso la habilitación de la iniciativa para suspender al cristinista Oscar Parrilli, con historia judicial abierta. El resultado fue cantado por el rechazo de los 31 compañeros de su bloque presentes: precisaba 44 votos -dos tercios- y obtuvo 34, diez menos de lo necesario. El neuquino estuvo en el recinto y se abstuvo. Fue el único.

De cara a un potencial período de sesiones extraordinarias que el Gobierno vendió con liviandad y nunca activó o, en todo caso, a la preparatoria que tendrá que realizar la Cámara alta la última semana de febrero próximo para ratificar autoridades, quedarán un lesionado oficialismo y una serpenteante oposición dialoguista cada vez más enojada con la Casa Rosada, con 37 voluntades sumadas, ya que el radical Víctor Zimmermann estiró su licencia por un cargo en Chaco hasta finales del mismo mes. Es decir, un quorum justo y más que delicado.

Kueider llegó a la Cámara alta en 2019 con la boleta del kirchnerismo y se separó en febrero de 2023, enojado con Alberto Fernández y el cristinismo. Meses atrás se metió en el interbloque Provincias Unidas, de inobjetables contactos con el Gobierno. Por caso, funcionarios y asesores de primera línea recibieron a los cinco de dicha bancada en Casa Rosada, en octubre pasado.

Qué dijeron los jefes de bloque

Por el interbloque Provincias Unidas, donde revistaba Kueider, el correntino Carlos Espínola dejó en claro que el escándalo “duele” y “lastima al Cuerpo”. No obstante, reflexionó que el entrerriano merecía el “derecho a la defensa, que no quiere decir que una vez que tengamos mejor información del Paraguay no nos juntemos a tomar una decisión más drástica y, si hay que echarlo, se lo va a echar”. Al momento de votar, cambió la expulsión por el rechazo a la medida. Evitó disertar en la cordobesa Alejandra Vigo, que recién apareció anoche en una red social para demandar la ley de Ficha Limpia.

Desde el Pro, el triunfante -junto al kirchnerismo- Juez, que jugó desde hace varios días atrás a favor de la expulsión, advirtió que se trataba de un “tema delicado, difícil, jodido, que debería unificarnos”. Y sentenció: “Podemos tener pensamientos distintos y está bien, votos distintos, pero hay cosas en la que no podemos tener una mirada distinta”.

“Estamos hablando de un acto indecoroso, después vemos cómo la califica la justicia paraguaya. Si no podemos distinguir el decoro del indecoro, estamos en el peor de los mundos. La única sanción que corresponde es la expulsión. No venimos a entregar nuestra honra a los chanchos. Esto no es un aguantadero, no importa cómo se haya procedido en otro momento”, finalizó el macrista cordobés, que baila entre el Pro y una adhesión plena con Javier Milei.

Por su parte, el ya usual oscilante radical Eduardo Vischi remarcó la “hipocresía” del kirchnerismo por criticar en el pasado a los medios de comunicación y ahora creerles a “rajatabla”, y mencionó los procesamientos y condenas, por caso, de la ex presidenta Cristina Kirchner. “La honorabilidad está en riesgo y tenemos que avanzar medida ejemplificadora. No nos podemos ir sin una sanción contundente en cuanto a la situación del senador Kueider”, opinó, aunque no confirmó en ese momento qué se disponía a votar -hasta hoy a la mañana, todos iban por la suspensión- y la división devaluó aún más al centenario partido que preside el porteño Martín Lousteau, quien volvió hoy de una licencia y estuvo en el recinto.

Con furiosas críticas al entrerriano y a Espínola, el titular del cristinismo en la Cámara alta, José Mayans, habló de “corrupción” relacionada con el tratamiento de ley Bases, la ayuda de bloques dialoguistas para sostener los vetos de las leyes jubilatoria y de universidades.

Mayans repitió el término “corrupta” nada menos que contra la Corte Suprema de Justicia por el vigente mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70, que desregula la economía. “Si queremos estar a la altura de las circunstancias tenemos que cumplir con nuestro trabajo. Ante la flagrancia del delito, nuestro bloque ha pedido excluirlo por inhabilidad moral, como establece el artículo 66 -de la Constitución- y eso es lo que vamos a votar”, manifestó uno de los principales soldados del gobernador formoseño, Gildo Insfrán, que lucha lucha en la justicia para blindar la reelección para siempre en dicha provincia.

Tras su discurso, se pasó a un cuarto intermedio de más de una hora que había solicitado Romero con anterioridad para evitar un papelón. Al regresar, el titular de La Libertad Avanza, Ezequiel Atauche, primero apuntó al reciente pedido de desafuero contra Kueider, aunque se debía votar su expulsión y, ante un rechazo, pasar a la suspensión. Al ver que el destino estaba cantado, adelantó un guiño de un oficialismo que, por culpa y órdenes erráticas de la Casa Rosada, expuso sobre todas las cosas a Milei y a Victoria Villarruel.