En el incierto escenario político electoral que ofrece este balotaje resulta oportuno puntualizar cuáles son los diez principales proyectos y definiciones económicas de Javier Milei. Su discurso económico es el compendio de lugares comunes del neoliberalismo, declaraciones inconexas y, por lo tanto, incomprensibles, menciones a teoremas y economistas ultraortodoxos para justificar sentencias que, para colmo, utiliza mal, y un lista de propuestas inviables para la economía argentina.
Un grupo de 108 economistas destacados a nivel global señaló esta forma engañosa de convocar al electorado. En una carta abierta publicada en el diario inglés The Guardian lo dicen del siguiente modo: “Si bien las soluciones aparentemente simples pueden ser atractivas, es probable que causen más devastación en el mundo real en el corto plazo, al tiempo que reducen gravemente el espacio político en el largo plazo”.
Economistas como el francés Thomas Piketty, la india Jayati Ghosh, el serbio-estadounidense Branko Milanovic y el exministro de Finanzas de Colombia José Antonio Ocampo advierten que el pensamiento económico de Milei se ajusta a políticas “arraigadas en la economía del laissez-faire que están plagadas de riesgos que las hacen potencialmente muy dañinas para la economía argentina y el pueblo argentino”.
Para agregar que “las propuestas de dolarización y austeridad fiscal de Javier Milei pasan por alto las complejidades de las economías modernas, ignoran las lecciones de las crisis históricas y abren la puerta a acentuar desigualdades que ya son graves”.
Otras dos cartas de economistas
En días posteriores a las elecciones PASO otro grupo de economistas, la mayoría de la corriente conservadora y en evidente movimiento para apoyar la candidatura de Patricia Bullrich, se presentó también con una carta pública para alertar acerca de las propuestas de Milei.
Unos 200 economistas y profesores en universidades locales y del extranjero cuestionaron el plan de dolarización diciendo que “las alquimias monetarias no son sustituto adecuado de un firme compromiso con el equilibrio de las cuentas públicas”. Para concluir: “La dolarización de la economía es un espejismo que hay que evitar”.
En estos días, otro grupo de más de 600 economistas cercanos a la candidatura de Sergio Massa elaboró otra carta pública en rechazo a las propuestas de Javier Milei. Afirman que la Argentina sólo tiene futuro con unidad, consenso y racionalidad, apostando al trabajo y al desarrollo nacional. Rechazan las ideas económicas de Milei porque creen que sólo llevan a salarios cada vez más bajos y el cierre de cientos de empresas argentinas. Concluyen que “para construir una Argentina con más trabajo, producción e inclusión social es necesario no retroceder con políticas económicas que ya fracasaron en nuestro país”.
Están unidos por el espanto
Economistas internacionales, locales ortodoxos y heterodoxos coinciden en que las ideas de Milei son desastrosas, un espejismo, peligrosas para la estabilidad social y política. Si existe semejante consenso entre profesionales de diferente origen ideológico se puede concluir en que Milei es un economista de escasas atribuciones académicas y capacidad política.
Es notable cómo interlocutores pasivos no reaccionan ante la sucesión de disparates que lanza en cada entrevista. A ninguno se le ocurrió preguntarle a la sentencia repetida de eliminar el Banco Central cómo funcionará el sistema bancario, quién lo fiscalizará y qué pasará con la garantía de los depósitos de los ahorristas.
Son interrogantes básicos que Milei no ha tenido que contestar, y si por simples comentarios que lo incomodan reacciona en forma violenta, no es complicado imaginar cuál sería la respuesta ante observaciones certeras a uno de sus proyectos predilectos.
No es cuestión entonces de ideologías y de corrientes de pensamiento económico, sino que las propuestas económicas de Milei son tan disparatadas que provocó la coincidencia.
Las ideas de Milei son tan desvariadas como considerar marxista a John Maynard Keynes, que le provoca un desborde emocional cuando se menciona al economista inglés, uno de los padres de la economía moderna.
Tirando sarasas llega al balotaje
La comunidad de economistas local e internacional está asombrada porque Milei y sus más estrechos colaboradores siempre han sido marginales en el debate económico general. Eran considerados una secta que no se tenía en cuenta en términos académicos ni en espacios de discusiones acerca de la coyuntura económica y política.
El asombro nace porque una confluencia de factores ha derivado en que sus integrantes pueden ser gobierno.
Si no fuera que es el candidato presidencial que participará en el balotaje con chance de ganar, en cualquier otro ámbito se lo definiría como chanta que habla sin saber. Pero puede ser Presidente a partir del próximo 10 de diciembre.
Uno x uno los proyectos económicos de Milei
1. Dolarización.
Los siguientes países dolarizaron sus economías: Ecuador, El Salvador, Panamá, Montenegro, Palaus, Kosovo, Islas Marshall, Micronesia, Timor Oriental, Bonaire (un municipio insular de los Países Bajos que se encuentra frente a la costa de Venezuela en el sur del Caribe), Islas Turcas y Caicos (un territorio británico de ultramar al sureste de las Bahamas), Islas Vírgenes Británicas, Isla de Saba (parte integral del Reino de los Países Bajos, ubicada al sureste de Puerto Rico y al norte de la isla de Aves en Venezuela).
Como se puede observar, son economías pequeñas o minúsculas, sin diversificación productiva y escasa complejidad de la estructura social. Características opuestas a la Argentina, que es de desarrollo intermedio, con industria y una vasta riqueza de recursos naturales, una importante organización sindical de trabajadores y una activa diversidad social. Además es una economía bimonetaria con elevado endeudamiento externo e interno y un sólido sistema bancario público y privado.
No existe un país con los rasgos estructurales de Argentina que elimine la moneda nacional –que implica además renunciar al señoraje– y el Banco Central como prestamista de última instancia. Lo que se sabe además es que la dolarización, en base a la experiencia de Ecuador, congela la foto de la desigualdad en el momento de aplicarse, tendencia que se va agudizando con el paso del tiempo.
La clave para entender la inviabilidad de este proyecto es que no hay y no habrá dólares para canjear los pesos, salvo en un cuadro de explosión hiperinflacionaria.
2. Eliminar el Banco Central.
Milei defiende el plan de dinamitar el Banco Central con el argumento de que robar está mal. Asocia la emisión monetaria con el robo de políticos. Casi todos los países tienen Banco Central y, por lo tanto, siguiendo con este razonamiento todos son ladrones. Un absurdo.
Apenas diez estados no tienen Banco Central y en su mayoría son territorios pequeños e islas con muy baja población, con la excepción de Panamá. La lista incluye Kiribati, Tuvalu, Micronesia, Andorra, Islas Marshall, Isla de Man, Mónaco, Nauru y Palaos. De este grupo hay al menos cuatro calificados como guaridas fiscales.
Sin Banco Central no habrá controles en el sistema bancario. ¿Argentina se convertirá entonces en una guarida fiscal, en la cual no habrá fiscalización acerca del origen del dinero, lo que facilitará el flujo de capitales ilícitos, por ejemplo del narcotráfico? En archivos televisivos se encuentran elogios de Milei a las mafias, organizaciones que podrían desplegar sus capitales sin problemas en un eventual gobierno suyo puesto que no habrá controles del Banco Central.
3. Bajar 15 puntos el gasto público.
¿Qué significa recortar el gasto público en 15 puntos del Producto Interno Bruto?, preguntan los economistas del Centro de Economía Política Argentina. Dicen que eliminando ministerios o reduciendo la cantidad de empleados públicos no se baja fuerte el gasto público; el impacto es marginal.
Para alcanzar semejante recorte es necesario avanzar en las cuentas de subsidios, transferencias directas, anular la obra pública y otros giros a dependencias que atienden necesidades de la población.
El CEPA estimó a cuánto ascendería el costo para un hogar de ingresos medios compuesto por cuatro miembros si tiene que para pagar el colectivo, el tren, la nafta, la luz, el gas y el agua, la educación secundaria o universitaria y los medicamentos que brinda el PAMI: más de un millón de pesos mensuales. “Es decir que el ‘salario indirecto’ que aporta el Estado en dicho caso equivale a dos veces el costo de la canasta mensual familiar”, concluye el CEPA.
Es imposible bajar 15 puntos del gasto público sin provocar un colapso social.
4. Eliminar la coparticipación federal de impuestos
La Coparticipación Federal tiene rango constitucional y el objeto es coordinar la distribución del producido de los tributos impuestos por el Estado Federal, en virtud de una delegación efectuada por las Provincias a la Nación, quien debe recaudar las contribuciones, retener su porción y redistribuir el resto entre aquellas y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, incorporada al sistema desde la reforma constitucional de 1994.
La idea de Milei es otorgar a las provincias la responsabilidad de recaudar y gastar. Arrojaría a muchas provincias a la inviabilidad financiera y fiscal. Considera que el actual esquema es arcaico con provincias que no se preocupan de su recaudación y cuentan con un “coparticipaducto” por el que reciben fondos y gastan lo que reciben de la Nación. En teoría, el sistema Milei implicaría la disolución nacional porque las provincias empezarían a emitir cuasimonedas, como ya sucedió en la crisis de 2001, para mantener en funcionamiento sus economías
La promesa de Milei de suprimirla es otra mentira de su plan de gobierno porque esta medida es inconstitucional, del mismo modo que lo es la dolarización.
5. Los tarifazos no son inflacionarios.
En uno de los varios reportajes amigables en LN+, Milei ratificó que aplicará un tarifazo de luz, gas, agua y transporte, aunque sin decirlo de este modo, al explicar que esta medida no será inflacionaria.
Contra toda lógica y experiencias recientes aseguró que no habrá una mayor inflación por el alza de los servicios públicos. Desarrolló la misma teoría expuesta por Federico Sturzenegger cuando era presidente del Banco Central durante el gobierno de Mauricio Macri. Hasta publicó un documento pretendidamente académico para respaldar esta alucinación.
El argumento, propio de análisis abstractos que tanto entusiasman a algunos economistas, está basado en que el mayor gasto de los hogares para pagar los servicios públicos implicará un menor ingreso disponible para otros bienes, los cuales bajarán de precios por la disminución de la demanda. Unos precios suben y otros bajan, y entonces la tasa de inflación queda en equilibrio.
Es una teoría extraviada y además ya hubo un caso práctico que destruyó la hipótesis Sturzenegger. Milei hoy la repite.
6. Devaluar no provoca inflación.
Otra definición de Milei que colisiona con la realidad la expresó en el reportaje con su amigo Alejandro Fantino, luego de las elecciones PASO. Expuso algo increíble para la economía argentina bimonetaria: la devaluación no deriva en aumentos de precios.
Milei afirmó, en base a una rebuscada vinculación de la paridad cambiaria y la inflación con la Teoría de la imputación de Carl Menger (de la Escuela Austríaca), que los ajustes del tipo de cambio oficial no impactan en precios.
La evidencia de décadas, con gobiernos y políticas económicas de orientación ideológicas opuestas, muestra que esa traslación se verifica. Para Milei, en un concepto más amplio, los aumentos de costos no determinan los precios.
No es difícil imaginar qué sucederá en la economía real si una eventual gestión económica se manejara con semejante disparate teórico. El desconocimiento de Milei acerca del funcionamiento práctico de la economía lo oculta con gritos y cataratas de insultos.
7. Argentina era una potencia en 1900.
En otra entrevista, en esta oportunidad en el canal TN, Milei aseguró que “la Argentina arrancó el siglo XX siendo el país más rico del mundo pero hoy está en el puesto 140 al tipo de cambio paralelo”.
El equipo de Chequeado evaluó esta afirmación para concluir que “es falsa”. Explican que, según la base Maddison, la serie de datos históricos sobre desarrollo económico más confiable y la única con datos anteriores a 1900, la Argentina comenzó el siglo XX en el puesto 13 entre 45 países relevados (según el PIB per cápita medido en Paridad del Poder Adquisitivo -PPA-) y no en el primero.
Para agregar que actualmente, utilizando la misma base y cantidad de naciones, Argentina se ubica en el puesto 30 y no en el 140. Otra mentira de Milei.
8. Eliminación del cepo cambiario.
Propone la liberación inmediata del mercado de cambio con la supresión de todos los controles. Con pocos dólares en el Banco Central el saldo es previsible: megadevaluación e inmediata hiperinflación.
9. Eliminación de las retenciones a las exportaciones.
Promete en un proceso de 24 meses o menos desde el inicio de la gestión la eliminación de las retenciones a las exportaciones de productos agropecuarios. Dice de “tomar inicialmente el pago de las retenciones como pago a cuenta parcial de Impuesto a las Ganancias y de otros impuestos nacionales, según corresponda”.
Esta medida equivale a unos 10 mil millones de dólares que el fisco perderá de ingresos, lo que implica un recorte similar del gasto público.
10. Eliminación de las indemnizaciones sin causa para sustituirlo por un sistema de seguro de desempleo.
Forma parte de la amplia reforma laboral que apunta a la reducción o supresión de derechos de los trabajadores, para constituir un sistema flexible y precario de las relaciones laborales.
Promesas que no vas a cumplir
En términos generales, en la plataforma electoral de Milei se plantea que en la primera etapa de gobierno habrá un fuerte recorte del gasto público y una reforma tributaria para bajar impuestos. Además impulsará la flexibilización laboral y la apertura unilateral al comercio internacional, acompañadas por una reforma financiera que impulse una banca libre y desregulada junto a la libre competencia de divisas.
También propone una reforma previsional para recortar el gasto del Estado en jubilaciones y pensiones alentando un sistema de capitalización privado, junto a un programa de retiros voluntarios de empleados públicos y achicamiento del Estado.
El plan económico de Milei es presentado como ideas simples de comprender por la mayoría de la población pero casi imposible de implementar. Se constituye así en otra campaña proselitista de un candidato a Presidente que le miente la población, como fueron los casos de Carlos Menem en 1989 con el salariazo y la revolución productiva, y de Mauricio Macri en 2015 con el compromiso de mantener lo que está bien y cambiar lo que está mal.