Agua y peces contaminados en Santa Fe
Por Ricardo Serruya (*) Entre los meses de diciembre del 2021 y febrero del 2022 un grupo de científicos y becarios de la UNL y el CONICET realizaron un estudio en el curso bajo del río Salado y un sitio del río Santa Fe, cerca de su confluencia con el río Salado. Recolectaron muestras de sedimentos y en pescados para obtener una respuesta ante las repetidas muertes de peces, lo encontrado asusta y debiera prender una luz roja en las autoridades sanitarias.
En diferentes momentos suelen aparecer en el lecho de nuestros ríos, centenares de peces flotando, sin vida. Cada vez es más común ver esa triste postal. Las explicaciones oficiales siempre lo redujeron a diferentes motivos exógenos, tales como la sequía, el calor y la falta de oxígeno.
Diferentes voces vinculadas con el ambiente y el mundo científico sospechan que la presencia de agrotóxicos es el real motivo de estas muertes.
Un estudio recientemente publicado alerta que en el tejido del músculo y en las vísceras de peces analizadas en cursos de agua de nuestra zona, existen concentraciones muy altas del insecticida cipermetrina, piraclostrobina, glufosinato de amonio, glifosato y piraclostrobina entre otros. Todos estos son productos utilizados en la agricultura intensiva.
No es el único ni el primer trabajo que llega a esta conclusión, pero los detalles son asombrosos y reflejan un peligro para la salud socioambiental.
Desde la década del ’90, que el modelo de producción transgénica veneno dependiente fue instalado en nuestro país, la cantidad de productos –como los hallados en el agua de los ríos y lagunas y en el interior de los pescados- que se tira en nuestros territorios ha aumentado considerablemente. Según datos oficiales, en el año 2002 se vertía sobre los campos argentinos 151 millones de litros de veneno. Ese número fue creciendo de manera escandalosa: en el año 2008 ya se tiraban 225 millones, cuatro años después 317 y, se calcula que, en nuestros días se vierten 600 millones de litros de insecticidas y plaguicidas.
El excesivo aumento de la cantidad de agrotóxicos con los que se pulveriza en nuestro país es la causante de contaminaciones en los territorios y en toda la vida (incluso la humana) que reside en estos territorios.
Lo que desde hace tiempo vienen alertando diferentes integrantes de la ciencia digna vuelve a preocupar. Que nuestros cursos de agua y toda lo que allí vive esté contaminado demuestra – una vez más- que los químicos que se vierten en el campo son trasladados por la deriva del viento y terminan en otros lugares como el lecho del río que, obviamente, no es un área que se fumigue.
En anteriores investigaciones ya se había alertado sobre la acumulación de plaguicidas en los sedimentos y el agua de los ríos que se bioacumulan en organismos acuáticos como los peces. Uno de los investigadores que más ha trabajado este tema es Rafael Lajmanovich, quien en el año 2021, luego de una mortalidad masiva de peces en el río salado, halló en sus vísceras 2,4-D y Clorpirifos.
Antes, entres los años 2010 y 2015, el Dr Damian Marino, biólogo , investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de la Plata, reveló que en el tramo superior de la cuenca del río Paraná existían concentraciones de distintos insecticidas de uso agrícola y contaminación múltiple con algunos metales y principalmente con glifosato.
Otros trabajos científicos llegaron a la misma conclusión. En el año 2018 –tan solo por nombrar uno de los tantos estudios- el uruguayo Andrés Pérez Parada, docente de Química Orgánica, alertó sobre la presencia de pesticidas en los tejidos de los peces comestibles, y sugirió que las agencias reguladoras deben abordar con urgencia los problemas de seguridad alimentaria.
Otros estudios realizados por otros profesionales preocupados por el tema, demostraron la presencia de pesticidas organoclorados en el río Paraná y en la conocida laguna Setúbal.
Ninguno de los importantes estudios fueron ni son tomados en cuenta por las autoridades sanitarias. Ahora un nuevo trabajo, realizado sobre el lecho y los sábalos del río Salado, que fuera recientemente publicado en una prestigiosa revista internacional, vuelve a alertar sobre la presencia de productos nocivos para la salud en los cursos de agua y de los peces que allí residen que, como se sabe, forman parte de la dieta de argentinos e incluso se exporta a otros países con fines alimenticios.
La preocupación se acrecienta cuando el estudio resalta que “los niveles más altos del mundo de herbicidas polares (glifosato y glufosinato de amonio) se registraron en el músculo de los peces”.
Los peces del rio Salado son los mas contaminados del mundo
Los investigadores y becarios Rafael Lajmanovich, María Rosa Repetti, Ana Cuzziol Boccioni, Melina Michlig, Luisina Demonte, Andrés Attademo y Paola Peltzer del Laboratorio de Ecotoxicología, Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, y el Programa de Investigación y Análisis de Residuos y Contaminantes Químicos (PRIMARC), Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral recolectaron muestras de sedimentos y de peces en el centro este de la provincia de Santa Fe, más concretamente en cuatro sitios a los largo del curso bajo del río Salado y en un sitio ubicado en el río Santa Fe, cerca de su confluencia con el río Salado. Las muestras fueron tomadas entre diciembre de 2021 y febrero de 2022 en las cercanías de las ciudades de e San Justo, Esperanza, Santo Tomé y Santa Fe.
Los peces analizados son sábalos que desarrollan su existencia en una amplia zona ya que se extiende hasta las cuencas de los ríos Paraná – Paraguay llegando hasta Brasil y Uruguay.
Los sedimentos fueron recolectados por estos integrantes de la ciencia digna y los pescados fueron comprados a pescadores locales ubicados en los mismos sitios de muestreo donde se recolectaron los sedimentos. Resulta importante destacar que, según le dijo a este periodista uno de los investigadores, “ estos pescados estaban a la venta para el consumo humano” El informe detalla que “en todos los sitios estudiados, se detectaron pesticidas en muestras de sedimentos “ y aclara que concentraciones detectadas fueron glifosato y AMPA, que es un metabolito en la degradación del glifosato. Cuando se detalla lo que se encontró en los peces se informa que “Todos los peces tenían múltiples residuos de plaguicidas … en sus músculos y vísceras”, siendo el más frecuente hallado el herbicida glifosato y su metabolito AMPA, pero también se encontraron cipermetrina, piraclostrobina, clorpirfos y glufosinato de amonio , entre otros.
Lo planteado por los científicos y becarios es harto peligroso, más aún cuando, avanzando en la lectura de su informe se plantea que los peces presentaron entre 3 y 8 diferentes pesticidas en sus cuerpos en concentraciones tan altas que son superiores a los registrados para peces de agua dulce en otros estudios realizados a nivel mundial. Lo informado plantea que en nuestros ríos tenemos los peces más contaminados del mundo.
La conclusión de quienes llevaron adelante tan importante investigación es que “…los peces bioacumulan múltiples residuos de plaguicidas en sus tejidos y todo el cuerpo, lo que disminuye la salud y la supervivencia de los peces “ y que podría afectar la cadena alimentaria con consecuencias nocivas para la salud humana.
Como bien lo detalla el informe en su parte final: “La contaminación por pesticidas del río Salado representa una amenaza dañina para la viabilidad de la población de peces y otros organismos acuáticos y representa un gran riesgo para los consumidores humanos”.
Falta ahora saber si, con tanta información contrastable, alguna autoridad política sanitaria tomará cartas en el asunto o seguirá mirando para otro lado.
(*) Publicado en sepresumeinocente.com.ar