Comenzó el juicio por el crimen de Baez Sosa
Dio inicio el juicio a los ocho rugbiers acusados del crimen de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años asesinado a golpes en la madrugada del sábado 18 de enero de 2020 en Villa Gesell. Los implicados llegan al juicio detenidos e imputados por el delito “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”.
El debate oral a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1, conformado por María Clauda Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari, tiene previsto finalizar el 31 de enero. Sin embargo podría extenderse: hay 130 testigos citados a declarar. Será la primera vez que los imputados relaten su versión de los hechos.
Los familiares de Báez Sosa piden la pena máxima de prisión perpetua para los ocho acusados, que actualmente se encuentran detenidos en la Alcaldía Departamental La Plata 3. A días del inicio del proceso judicial, una cronología de los hechos tras esa fatídica madrugada.
El crimen de Fernando ocurrió en la madrugada del sábado 18 de enero de 2020, entre las 4.41 y las 5. Esa noche había ido a bailar con sus amigos al boliche Le Brique de la Avenida 3, en el centro de Villa Gesell, donde tuvieron un discusión con otro grupo por lo que fueron expulsados del lugar por los empleados de seguridad.
Una vez afuera, Fernando y sus amigos cruzaron y se quedaron conversando en la vereda de enfrente, cuando fue abordado por atrás por una patota que lo atacó a golpes y patadas en la cabeza y el cuerpo y lo dejó inconsciente. Si bien fue asistido en el lugar y una turista le hizo maniobras de RCP, murió en el Hospital Arturo Illia. La autopsia determinó la causa de muerte como “un paro cardíaco producido por shock neurogénico debido a traumatismo de cráneo”.
Los rugbiers que lo atacaron se escaparon sin asistirlo y fueron detenidos horas después en la casa que alquilaban, donde la policía encontró una zapatilla manchada con sangre que luego el cotejo de ADN determinó coincidía con Fernando. Lo mismo la sangre en la camisa de otro de los jóvenes y el material genético de uno de los acusados en una uña de la víctima, que “denota que al defenderse durante la agresión lastimó” a uno de los imputados.
La golpiza quedó registrada por las cámaras de seguridad en las inmediaciones del boliche. Además, la fiscalía aportó información obtenida de los celulares secuestrados, donde hacían mención al hecho. “Chicos no se cuenta nada de esto a nadie”, decía uno de los mensajes enviados al grupo de WhatsApp horas antes de su detención. “Tenían plena conciencia y conocimiento de que había causado la muerte de Fernando, pese a lo cual, todos ellos huyeron del lugar, y se escondieron”, sostuvo la fiscalía.
Si bien horas después del hecho fueron detenidos 10 jóvenes —todos oriundos de Zárate— en una casa a pocas cuadras del boliche, solo 8 quedaron imputados por el delito de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”. Se trata de Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli y Ayrton Viollaz, que tenían entre 18 y 20 años cuando le propinaron la brutal paliza mortal a Báez Sosa. Los ocho están detenidos desde el 13 de marzo de 2020 y comparten un único abogado defensor, Hugo Tomei.
En tanto, Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi fueron sobreseídos por la Justicia por falta de mérito, al entender que no participaron del ataque. El primero es hijo de un reconocido pediatra de la localidad bonaerense de Campana, y el segundo, hijo de una docente y de un profesor de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). La fiscalía consideró que Milanesi estaba “en una zona más alejada del altercado”.
Durante los primeros días hubo otro joven implicado, Pablo Ventura, también de Zárate, que fue señalado por los propios agresores y detenido por la policía, pero que luego quedó demostrado que no estaba allí y quedó liberado. A diferencia de los otros del grupo, no era rugbier, sino remero. El padre del joven, José Ventura, participó de la primera marcha al Congreso en reclamo de justicia que organizaron los seres queridos de Fernando en febrero de 2020, y declaró por entonces que su hijo no tenía “nada que ver con los rugbiers”. “No comparte redes sociales, ni club, nada; por eso no entendemos quien lo nombró en la causa o por qué”, explicó.
Máximo Thomsen
Según las pericias fue quien le dio la patada mortal a Fernando. Un testigo lo señaló como “el sujeto que le propinó patadas en el rostro cuando estaba de rodillas en el piso”, y que además gritó “a este me lo voy a llevar de trofeo”. Vivía en Zárate y estudiaba Educación Física. Es hijo de la exsecretaria de Obras Públicas del municipio de Zárate, la arquitecta Rosalía Zárate.
Ciro Pertossi
Es otro de los acusados a los que la Justicia atribuye mayor responsabilidad en el crimen, ya que fue reconocido por al menos tres testigos “como el sujeto que le pegó a Fernando cuando ya estaba en el piso, en su cabeza, cara, y pecho”. Además, casi una hora y media después del ataque escribió en el grupo de Whatsapp: “Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie”. Es hermano de Luciano Pertossi y primo de Lucas Pertossi, también implicados en el crimen. En su requerimiento, la fiscal describió que “se lo visualizó en la fracción fílmica que observa cómo el sujeto 2 (Máximo Thomsen) golpea al damnificado y luego le propina golpes (patada)”.
Lucas Pertossi
Es el mayor del grupo. La fiscalía determinó que registró con su iPhone la secuencia del ataque, desde que fueron expulsados del boliche hasta que él mismo dejó de grabar la golpiza para agredir a un amigo de Fernando. Diez minutos después, envió un audio diciendo: “Estoy acá cerca donde está el pibe y están todos ahí a los gritos, está la policía, llamaron a la ambulancia… caducó”. Es primo de Luciano y Ciro Pertossi.
Luciano Pertossi
Fue reconocido por testigos como uno los “agresores de Fernando”. En las filmaciones se lo observó cómo participó de la golpiza a Fernando. Es hermano de Ciro Pertossi y primo de Lucas.
Matías Benicelli
Fue quien abrió la puerta a la policía a las 10.30 cuando se ordenó la aprehensión del grupo en la casa que alquilaban en Villa Gesell. Un testigo lo ubicó como “agresor directo” de Fernando, al menos otro lo situó “agrediendo también a un amigo” y un restante lo identificó como quien le gritaba a Fernando “a ver si volvés a pegar, negro de mierda”.
Enzo Comelli
Al ser detenido presentaba un “hematoma sobre el labio inferior” y, según la fiscalía, “premeditadamente” agredió a Fernando “junto con los restantes imputados, previo repartirse roles para agredir físicamente a la víctima y posteriormente matarla”. La fiscalía estableció que fue quien “le propina en la secuencia fílmica golpes a otros sujetos masculinos que se encuentran en el piso y luego observa de cerca la golpiza que recibe la víctima”.
Blas Cinalli
Según la imputación, “existen sendos elementos probatorios” para atribuirle “una participación criminal esencial en la comisión del hecho” y como “agresor directo de Fernando”. En el requerimiento para la elevación a juicio se constató que “golpea a unos sujetos que se encuentran en el piso”.
Ayrton Viollaz
Es el único del grupo que no tenía teléfono celular y la fiscalía entendió que “todas la probanzas valoradas” lo “ubican claramente junto a Fernando pudiendo quizás tratarse de un agresor directo”. “Se lo observa cerca de todo lo sucedido”, indicó el informe final de la fiscal.
Fernando, de 18 años, había llegado a Gesell el jueves 16 y pensaba quedarse ahí una semana. Estaba con amigos y su novia Julieta Rossi, con quien cumplía 10 meses de relación el domingo 19. La noche del viernes 17 fueron a bailar a Le Brique y todo marchaba normal hasta que hubo una pelea con los que luego serían acusados de asesinarlo.
Las razones por las cuales se provocó el altercado son difusas: hay testigos que afirman que comenzó por el vuelco de un trago sobre la camiseta blanca de uno de los rugbiers a causa de un empujón accidental; y otros dicen que fue por el malestar de los empujones constantes e involuntarios por la excesiva cantidad de personas dentro del local bailable. Sea como sea, al notar las primeras piñas y agresiones verbales entre el grupo de Fernando y el de los rugbiers, los patovicas los sacaron a todos del boliche a la fuerza.
Una vez afuera, entre las 4.41 y las 5 de la mañana, el grupo de Zárate fue al encuentro de Fernando para golpearlo hasta dejarlo inconsciente. El ataque quedó registrado en las imágenes de las cámaras de seguridad municipales y los videos y fotos de los testigos de la zona.
Tras la golpiza y el aviso de los amigos de Fernando a la comisaría de Villa Gesell, un patrullero salió a buscar a los agresores por la zona aledaña al boliche, que se habían dividido en dos grupos para escaparse en direcciones diferentes.
Según la fiscalía, Máximo Thomsen, Alejo Milanesi, Blas Cinelli y Ayrton Viollaz se escondieron en el chalet que alquilaban. Mientras que Luciano y Ciro Pertossi, Matías Benicelli, Enzo Comelli y Juan Pedro Guarino fueron identificados en la entrada de un supermercado, donde fueron interrogados por la policía y aseguraron no tener nada que ver. Luego, las cámaras de seguridad del supermercado mostraron que al ser abordados casi todos escondieron las manos en los bolsillos.
Por otra parte, la fiscalía recogió una filmación de las cámaras de seguridad de una sucursal de McDonald’s, donde se demuestra que cuatro del grupo ingresaron al local gastronómico para comprar el desayuno tras el brutal homicidio: Lucas Pertossi (con la ropa cambiada), junto a Alejo Milanesi y Blas Cinelli. A los pocos minutos, aparece en escena Máximo Thomsen, también con atuendo cambiado.
Cómo viven los rugbiers la detención en Melchor Romero
Los ocho detenidos están alojados en uno de los sectores que componen la Alcaidía Departamental La Plata 3, de Melchor Romero. Desde hace tiempo tienen una jornada diferente a los demás reclusos luego de denunciar acosos y maltratos por parte de otros presos. De esta manera, están 21 horas dentro de las celdas, mientras que salen al aire libre cuando los otros presos regresan de sus actividades para no cruzarse. Desde la misma Alcandía sostienen que los rugbiers viven un “encierro cautelar extremo”.
Desde hace varios meses están alojados en un mismo pabellón, pero separados de los otros presos. Hasta que se dé a conocer la sentencia los acusados, conviven en celdas de a dos para una mejor convivencia. En una celda de nueve metros cuadrados están divididos: Lucas Pertossi con Blas Cinalli, Máximo Thomsen duerme junto a Ayrton Viollaz, Luciano y Ciro Pertossi comparten ambiente y por último Enzo Comelli está con Matías Benicelli.
El grupo cuenta con un celular compartido para comunicarse con sus familiares, que los visitan allí una vez por semana, los jueves, y les proveen de mercaderías y artículos personales para su higiene.
Al comienzo de su detención estuvieron aislados del resto de la población carcelaria para evitar agresiones, pero luego se adaptaron a la rutina diaria del pabellón en el que se encuentran. Allí recibieron asistencia espiritual de parte de un pastor, aunque allegados a los jóvenes cuestionaron la ayuda psicológica y psiquiátrica que reciben dentro del penal y dijeron que los ven “sufriendo bastante”.
Graciela y Silvano: tres años pidiendo justicia por su hijo
Silvino Báez y Graciela Sosa son los padres de Fernando, que era hijo único y estudiaba abogacía. Desde que ocurrió el crimen iniciaron un pedido de justicia que tuvo su primer reflejo masivo a un mes del hecho, cuando encabezaron una movilización en la Plaza del Congreso.
Después de aquella movilización, Julieta Rossi, que llevaba 10 meses de novia con el joven estudiante, compartió en sus redes una publicación con imágenes y añadió en la descripción: “Nada mas que decirles infinitas gracias a todos”.
Tras casi tres años sosteniendo el pedido de justicia y la pena de reclusión perpetua no solo para los ocho imputados, sino para los 10 rugbiers que estuvieron inicialmente involucrados en el hecho, los papás de Fernando convocaron el último 20 de diciembre a una “sentada” frente al Congreso de la Nación.
A comienzos de diciembra Graciela apuntó que “la única que vale es perpetua” sobre la pena que esperan tras el juicio. “No nos olvidamos lo que le hicieron a Fernando”, dijo. En marzo, el día en que Fernando hubiera cumplido años, la mamá sostuvo que se encontraba “muy lejos de poder sanar ese dolor”, ya que “con el tiempo, el dolor cada vez se agiganta a grandes pasos”. Y añadió: “La verdad que estoy triste, es muy difícil”.
El juicio tendrá lugar a partir del lunes 2 de enero de 2023 en el Palacio de Tribunales de Dolores, y estará a cargo de los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari. La instrucción del caso será desarrollada por la fiscal Verónica Zamboni.
Será la primera vez que los imputados relaten su versión de los hechos. El debate oral tendrá inicio ese día y se prevé que finalice el 31 de enero, aunque existe la posibilidad de que supere ese límite por la gran cantidad de testigos citados en la causa, que alcanzan las 130 personas.
Se espera que, en la primera audiencia llevada a cabo el lunes, los acusados estén presentes en los tribunales o en las cercanías que sería en la Unidad N°6 de Dolores ya que quieren “mantener un perfil bajo”. Para las demás jornadas estarán vía Zoom las más de 100 personas que darán sus testimonios sobre la trágica noche y las horas posteriores de Fernando.
Más allá de esa división de roles, para la Justicia todos los implicados tienen la misma acusación: “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”. Los ocho rugbiers cuentan con un único abogado defensor, Hugo Tomei.
Por otro lado, la familia de Báez Sosa a través de sus abogados Fernando Burlando y Fabián Améndola buscan romper el cerco de silencio: la acusación principal se posiciona sobre los cinco que golpearon a la víctima, pero además, seguirán de cerca el avance del juicio por la postura que van a adoptar los otros tres imputados, que podrían tener una condena más leve por el hecho que se les atribuye, que es golpear a los amigos de Báez Sosa.