La decepción hace que sea cada vez más difícil encontrar a alguien que apoye la gestión económica. En lo estructural no hay nada nuevo bajo el sol. Se observa una relación perniciosa entre los niveles de desigualdad y los indicadores macroeconómicos. Esto evidencia que el modelo es rentista hacia un solo sector, a costa de bajos salarios, no de desocupación porque con bajos salarios no es necesaria la desocupación.
Los trabajadores perdieron cuando se achicó la economía del país, pero también cuando recuperó el ritmo de crecimiento. Según un informe de Cifra y Flacso, la participación de los laburantes en el total de riqueza generada entre el 2016 -2021 se redujo 9 puntos porcentuales, al tiempo que la porción en manos del empresariado acaparó 7 puntos, la mayor pérdida se registró durante estos dos últimos años. Esto hace que no tenga valor en la gente el discurso de revertir las desigualdades y distribución equitativa de la riqueza. Riqueza que reside en el 1%, que son los que la fugan y los que la acaparan sin que el Estado muestre fortaleza para controlar. Un discurso no creído es una política fracasada. El fracaso distributivo es político y no económico.
El malestar general por el descontrol de precios que hace escalar las proyecciones de inflación hacia el 7% o más en julio y, sin un horizonte de desaceleración de la espiral inflacionaria, potencio el comportamiento sociopatico de las diferentes facciones cambiemista en tándem con la mafia informativa, corporaciones económicas, el agro-ganadero oligárquico y parte de la justicia cooptado por los poderes facticos, con discursos de clima de catástrofe inminente, de odios repugnantes, inescrupulosas acciones antisociales y destituyentes que determinan sentidos subjetivos y configuraciones subjetivas buscando efectos de verdad.
Son tan precarias las acciones de gobierno en materia económica, que acarrea alienación de mucha gente a procesos de construcción de sentidos forjado por la derecha oligárquica, por supuesto, con realidades sesgadas, confusas y sin responsabilidad política alguna. Esto, acompañada por una insensata inacción de muchos funcionarios que ayudo a que la quimera neoliberal goce de una firme continuidad.
Queramos o no, la gente es fruto de un constructo social que suele ser proclive a proceder según la percepción y al sentido que le dan a una situación determinada y no a su realidad objetiva, y esto influye totalmente en sus conductas respecto a esas situaciones. Si la gente definen las situaciones como reales, las consecuencias también van a ser concretas.
Cuidado! Si la desazón y el hastío que atraviesa a amplios sectores de la sociedad, legitiman los mensajes hipócritas de muy mala calidad de los Bulrich, Carrio, Vidal, Larreta, Negri, Juez y otros tantos personajes impresentables que profesan la necropolítica, y no se moviliza a recrear conciencia política, que ayude a comprender los sinsentidos que se desprende de las propuestas que realizan (a pesar de haberlas vivido antes), nada impedirá un destino nacional en mano del neoliberalismo criollo. Me viene a la memoria la frase del escritor portugués José Saramago que decía: “la alternativa al neoliberalismo se llama conciencia”.
La disfuncionalidad para conducir los desequilibrios que divorcia a la gente con el gobierno, el FdT decidió jugarse a una nueva reconfiguración del poder para su supervivencia. Este nuevo rediseño, es Sergio Massa al Ministerio de Economía, que, en la asunción, exhibió un respaldo político y empresario muy interesante.
Más allá de estos respaldos, todavía falta el respaldo de la gente, que espera medidas con celeridad para bajar la inflación, fortalecer el poder adquisitivo, mejorar los niveles de consumo y una baja en la brecha cambiaria. Para esto, el ministro resumió un puñado de medidas a corto plazo como la de recuperar el nivel de reservas del Banco Central, para contener una crisis cambiaria financiera que está afectando la actividad económica. Sin esto, sostienen las nuevas autoridades, otras metas como la inflación que ya es intolerable junto a los ingresos de trabajadores y jubilados, serian imposible alcanzar. Massa advirtió que se va a tener dos meses de índices altísimos, siendo necesario ir avanzando en medidas que lleven luego a un sistema que permita estabilidad con acuerdos de precios y salarios.
Se escucha mucho esto de construir consensos.
El consenso es básicamente ético. Se basa sobre el principio de la racionalidad comunicativa. La racionalidad comunicativa contiene en si un imperativo ético que presupone buena argumentación.
¿Esto es posible con esta oposición? ¿con los que generan permanentemente desorden económico e instauran una sensación de zozobra y angustia en la gente? ¿Con los que permanentemente están pidiendo la muerte del peronismo?
El presidente dijo “el gobierno está dispuesto a probar nuestra fuerza para dar las peleas que haya que dar para encauzar los problemas”. ¡sí presidente!!, eso está esperando los votantes del FdT. No se llega al 2023 sin hacer nada que modifique esta realidad.
El peronismo sabe que las luchas por transformaciones nunca se obtienen por “consensos” ni por cesión, sino por luchas, por conflictos. Siempre se identificó al peronismo como gran dinamizador del cambio con posiciones claras, nunca por falta de vocación de cambio. La lucha y el conflicto por el bienestar, es lo que siempre aglutino a los peronistas, por esa razón se valora y se cuida mucho los derechos de las personas. Se trata de hacer lo posible y esforzarse para que lo imposible sea posible. José Pablo Feinmann lo decía que “a lo posible no se lo espera, sino que se lo crea”.
El gobierno sabe que se está lejos de haber cumplido con el compromiso electoral. La realidad es lacerante, afectando los vínculos en la sociedad toda. Es necesario y urgente usar todas las herramientas que tiene el gobierno y voluntad política para evitar que las frustraciones se trasladen a las urnas en el 2023.
Por Luis Edagardo Jakimchuk