Opinión de Zaffaroni sobre la sentencia contra Urribarri

Comparto con ustedes la opinión de Eugenio Raúl Zaffaroni sobre el fallo en primera instancia en mi contra. A pedido de mis abogados, ante la arbitrariedad y la violación de principios constitucionales que estamos soportando, este prestigioso jurista con reconocimiento internacional se tomó el trabajo de analizar la sentencia y exponer su parecer.

Cuando se conoció el fallo lo calificamos como un mamarracho jurídico. Este análisis corrobora con solvencia técnica que no fueron las nuestras palabras vacías o una frase hecha para salir del paso.

Les recuerdo que, si bien mediáticamente este caso se conoció como “megajuicio”, se me juzgó por la instalación de un parador en una playa de Mar del Plata para difundir el turismo, por la contratación de carteles en rutas y cuatro spots para comunicar acciones de gobierno y por la publicación de un aviso y de una solicitada contra los fondos buitre.

Todas las acciones de gobierno que se juzgaron –que para la ley son decisiones que tuve la potestad de tomar como gobernador votado por la amplia mayoría del pueblo entrerriano– no deben ser revisadas por el Poder Judicial. Se llaman técnicamente “actos de gobierno no judiciables”.

Eso figura en la Constitución para que, justamente, no pasen estas cosas: que fiscales y jueces aseguren sin prueba alguna que estas acciones de gobierno que no fueron objetadas por ninguno de los organismos de control que establece la Constitución, fueron en realidad acciones para promover mi figura porque yo quería ser candidato.

Para justificar esta hipótesis falsa, la fiscalía argumentó cosas disparatadas que el tribunal convalidó: que en tal cartel se usó un tipo de letra parecido al de otro cartel de campaña, que se usaron los mismos colores (¡celeste y blanco!), que en el programa 678 yo dije que quería ser candidato, que en otro cartel estaban mi foto y mi apellido, que en el texto de la solicitada se usó la primera persona del plural o que en los spots aparecía yo.

Con este fallo arbitrario se abre en Entre Ríos una puerta muy peligrosa hacia la persecución y la judicialización de la política. Yo voy a seguir batallando para cerrarla porque no quiero que en mi provincia todo lo que haga un concejal que quiere ser intendente, un intendente que quiere ser gobernador o un gobernador que quiere ser presidente pueda ser pasible de una condena penal.

Condenar estas cosas es, ni más ni menos, que condenar las aspiraciones políticas. Lo cual no es otra cosa que condenar el ejercicio pleno de la democracia.

Volviendo al trabajo del doctor Zaffaroni, con argumentos lógicamente muy sólidos, marca en la sentencia “graves defectos que dan lugar a considerarla arbitraria y que redundan en un menoscabo del debido proceso”.

Les dejo algunos pasajes:

 

 

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