En primer lugar, se reitera la importancia de evitar la exposición excesiva al sol porque puede producir envejecimiento de la piel, cataratas y cáncer de piel.
En este sentido es fundamental:
– Evitar la exposición entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, buscar preferentemente la sombra y permanecer en espacios ventilados.
– Si va a la playa, usar protector solar con factor de 30 o más y renovarlo cada 2 horas, y después de salir del agua.
– Los bebés menores de 1 año no deben recibir el sol directo. Desde los 6 meses en adelante deben usar protector solar (FPS 50 o mayor), renovado cada 2 horas y al salir del agua.
– En el caso de realizar actividad física, hacerlo en las horas de menos calor, usar ropa holgada, liviana, de colores claros. Cubrirse la cabeza con un gorro o un pañuelo. Llevar siempre una botella de agua para mantenerse hidratado. Tomar abundante agua antes, durante y después del ejercicio.
En segundo lugar, los grupos que deben cuidarse con mayor precaución porque pueden resultar más afectados son: las mujeres embarazadas; los bebés y niños pequeños; las personas mayores de 65 años; y quienes padecen enfermedades crónicas como, por ejemplo, afecciones respiratorias o cardíacas, hipertensión arterial, obesidad o diabetes.
¿QUÉ ES EL GOLPE DE CALOR?
Es importante diferenciar los síntomas del agotamiento por calor y del golpe de calor.
A su vez, el golpe de calor es una forma grave de lesión por calor y la temperatura del cuerpo alcanza los 40° C o más.
Es por eso que el agotamiento por calor es un estadío previo al golpe de calor al que hay que reconocer para prevenir una situación más grave y cuyos síntomas son: sudoración excesiva; piel pálida y fresca; sensación de calor sofocante; sed intensa y sequedad en la boca; calambres musculares, agotamiento, cansancio o debilidad; dolores de estómago, inapetencia, náuseas o vómitos; dolor de cabeza, irritabilidad, mareos o desmayo.
Por otro lado, los síntomas del golpe del calor son: temperatura del cuerpo 39-40°C o mayor (medida en la axila), piel roja caliente y seca (se agota la transpiración), respiración y frecuencia cardiaca acelerada, dolor palpitante de cabeza, alteración del estado mental y del comportamiento (vértigos, mareos desorientación, delirios, confusión o pérdida de conocimiento) y convulsiones.
En cuanto a la prevención del golpe de calor para los lactantes o niños pequeños se recomienda: amamantar con más frecuencia, ofrecerles agua fresca, trasladarlos a lugares frescos y ventilados y ducharlos o mojarles el cuerpo con agua fresca.
Por último, ante cualquier duda se recomienda consultar a un médico o asistir al Centro de Salud más cercano, para evitar mayores inconvenientes.