Ante la suba de contagios y falta de controles, el Presidente anunció nuevas restricciones • “He decidido tomar una serie de medidas imperiosas para garantizar el proceso vacunatorio y que el sistema sanitario no se sature”, explicó • Hubo cacerolazos tras los anuncios.
El presidente Alberto Fernández decidió suspender por dos semanas las clases presenciales y la circulación, entre las 20 y las 6 de la mañana, en la ciudad de Buenos Aires y los 40 municipios que integran el AMBA.
A partir de las cero horas del viernes, quedan además interrumpidas las actividades recreativas, sociales, culturales, deportivas y religiosas en lugares cerrados. Según sostuvo el Presidente, las actividades comerciales en el área metropolitana deberán cerrar a las 19. La decisión se materializará a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia, según pudo saber LA NACION. El objetivo de apelar a esta herramienta, que tiene fuerza de ley, sería evitar su incumplimiento por parte de las autoridades locales, agregaron desde la Casa Rosada.
“He decidido que la circulación nocturna entre las 20 y las 6 se restrinja. No se puede circular por las calles. También quedan suspendidas todas las actividades recreativas, culturales y religiosas que se hagan en lugares cerrados”, dijo el jefe del Estado en un mensaje grabado desde la quinta presidencial de Olivos.
Durante la presentación, que duró 18 minutos, Fernández argumentó que resolvió estás restricciones, a las que describió como imperiosas, “para garantizar el proceso vacunatorio y que el sistema sanitario no se sature”. Y agregó: “Buscamos lo mismo que siempre: evitar el encuentro social y bajar la circulación del virus. El aumento de los casos es sostenido”.
La decisión de suspender la presencialidad de las clases fue tomada a última hora. Es que en los días previos, tanto el Presidente como el ministro de Educación, Nicolás Trotta, habían dicho que la asistencia a las aulas era una prioridad. En este punto, finalmente se impuso la posición del gobernador Axel Kicillof, que presionó para avanzar en ese sentido. Según pudo saber LA NACION, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta buscará resistir la imposición.
El Presidente, que resolvió estas disposiciones tras reunirse con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, también informó que desplegará a las fuerzas de seguridad federales para el cumplimiento de las medidas.
“En la Argentina el avance de la pandemia nos está exigiendo un poco más. El virus nos está atacando y lejos está de ceder. Hoy preferí hablarles nuevamente y tomar medidas porque creo que lo que hemos intentado la semana pasada ha sido poco a la luz de muchas cosas que hemos visto ocurrir a lo largo de este fin de semana en el Área Metropolitana de Buenos Aires”, remarcó el mandatario.
El Gobierno decidió no esperar más. Tras el ultimátum, ahora llegó el tiempo de la acción, según aseguraron en la Casa Rosada. En un principio la idea era aplicar las nuevas políticas en los distritos en “rojo”, es decir, aquellos que tienen indicadores sanitarios críticos, como las capitales de Córdoba, Mendoza, Tucumán, San Juan y Rosario, en Santa Fe, pero finalmente se impuso la postura de circunscribir los efectos al AMBA.
“Espero que los gobernadores y los intendentes, que entienden que deben acompañarme en este momento difícil, lo hagan”, les reclamó enérgicamente Fernández a los mandatarios provinciales. Además, les exigió que “fiscalicen las decisiones que tomamos y hagan cumplir las decisiones”.
Fernández explicó que “hace apenas un mes atrás acumulamos 45.498 casos de contagios, mientras que la semana que acaba de terminar acumulamos 122.468 casos y la semana que va transcurriendo en este momento seguramente va a superar esta cifra”.
Como dijo hace una semana, cuando dispuso las primeras restricciones, sostuvo que el foco principal de los contagios está en las reuniones sociales. “No está en las fábricas, no está centralmente en los negocios que con distancia social pueden atender a los clientes. El problema central está en las reuniones sociales donde la gente se distiende”, graficó.
A diferencia de lo que ocurrió antes de cada anuncio del Presidente en tema relacionados a la pandemia, en esta oportunidad Fernández, enojado por la falta de compromiso registrada, no consultó las medidas con los mandatarios provinciales. Según pudo saber LA NACION, con uno de los pocos que sí habló fue con Kicillof, que desde hace días advierte sobre la necesidad de extremar las restricciones.
La Casa Rosada actuó ante la convicción de que la curva de casos seguirá creciendo y que la pandemia por coronavirus de este año va a ser larga. Así lo marca el tablero de control epidemiológico del Ministerio de Salud y también lo advirtieron los especialistas que asesoraron al Gabinete en los últimos días.
El Gobierno pretende avanzar con un esquema “a la europea”, es decir, con medidas estrictas, pero temporales y focalizadas geográficamente. Fernández esperaba que fueran los gobernadores los que tomaran medidas vinculadas a mayores restricciones locales frente a la escalada de casos. Pero ante la reticencia de las provincias se decidió a avanzar ya mismo.
Una vez terminados los anuncios, en la ciudad de Buenos Aires empezaron a sonar las cacerolas. En horas de la noche manifestantes se acercaron a la Quita de Olivos a expresar su descontento.
• Cambios a lo largo de la jornada
El panorama fue empeorando con el correr de las horas. Por la mañana, la ministra Vizzotti dio una conferencia de prensa en la que llamó a la población a reforzar las medidas de prevención y a postergar las reuniones sociales. “Solo salgamos a trabajar, a realizar las actividades indispensables, a llevar a los chicos a la escuela”, dijo Vizzotti. Y reclamó: “Posterguen lo postergable, los festejos, los cumpleaños, las reuniones con amigos”.
Habló también del avance del plan de vacunación. Pero no pudo dar precisiones sobre próximos embarques. “Estamos esperando lo antes posible tener información. Tenemos la expectativa que pronto podamos tener algún embarque y en el momento en el que esté confirmado podamos transmitirlo”, dijo, tras admitir que era el “mensaje más difícil” que le había tocado transmitir desde el inicio de la pandemia.