Circulación restringida. “Se viene una catarata de amparos” por bares y restaurantes
Dicen que no van a poder soportarlo. Que será un golpe mortal. Que el sector gastronómico quedará devastado con esta nueva medida. Tanto que muchos de los empresarios ligados a la gastronomía, el turismo, la hotelería y el entretenimiento, ya advirtieron que “se viene una catarata de amparos judiciales”.
Hoy, en una conferencia de prensa, el ministro de Salud, Ginés González García, junto al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, confirmaron la necesidad de restringir la circulación en horario nocturno. Las medidas están en plena redacción, y entrarán en vigencia a partir de mañana, cuando se publique el decreto en el Boletín Oficial. Ayer, preocupado por la suba en los contagios de coronavirus registrados en los últimos días, Alberto Fernández les propuso a los gobernadores restringir la circulación de modo “uniforme” en todo el país, entre las 23 y las 6.
“Será tremendo. Un golpe mortal -dice sin vueltas Sebastián Valles, responsable gastronómico de los locales Bar de Carnes, La Dorita y La Pescadorita-. La verdad es que nos costó mucho pasar el invierno y llegar a la temporada vivos. Este toque de queda, de cierre a las 23, será mortal para los bares y restaurantes. Esperamos mucho tiempo este momento que nos ayudaría a salir un poco a flote, y aplicar esta medida ahora va a ser un golpe muy fuerte”.
Pasó poco más de un mes desde que habían recibido la buena noticia, cuando el 30 de noviembre pasado, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, autorizó a los bares, restaurantes y cafés a permanecer abiertos hasta las 3 de la madrugada, y además ampliar la capacidad máxima de las mesas al aire libre. Pero la primaverita de la reapertura duró poco, y ahora deberán enfrentar una nueva cuarentena nocturna, justo en la banda horaria donde en esta época del año los bares y restaurantes tienen la mayor cantidad de movimiento, y en consecuencia una mayor facturación. Los empresarios consultados aseguran que no van a resistir un golpe más. Que los daños económicos serán irreparables.
“De salir un decreto que viole derechos constitucionales, presentaremos ante la justicia las acciones de amparo correspondientes”, dijo el abogado Martín Francolino, representante de Idear, la cámara que agrupa a los empresarios del entretenimiento local, que se reúnen por estas horas para definir los pasos a seguir en caso que se confirme la restricción horaria.
Problemas con los empleados
Que la gente no pueda estar en la calle a partir de las 23, significa para Francisco Pidal, de Canta El Gallo, tener que cerrar las puertas mucho antes, los empleados tienen que irse a su casa más temprano. “Es un tema complicado. Además, ahora oscurece cada vez más tarde, y la gente retrasa el horario de salida. Una medida así ocasionaría menos trabajo, menos facturación. ¿Y si la gente no puede venir a trabajar porque no puede circular, ni estar en la calle, nosotros tenemos que seguir pagando las cargas sociales?”, cuestiona el emprendedor.
Francisca del Fuego tiene su espacio en los bosques de Palermo, y hace poco presentó su renovada carta con especialidades al horno de barro. Desde la cocina del restaurante, Nico Igot coincide con sus colegas, y afirma que de aprobarse esta nueva medida, los gastronómicos se van a terminar de hundir. “Nos va a golpear muy fuerte otra vez. Somos de las Industrias más golpeadas, y fueron meses muy difíciles. Si el toque de queda es una realidad, tendrá que aparecer la ayuda del Estado, que fue clave todos estos meses. De volver para atrás necesitamos un Estado presente mas que nunca, porque estamos todos en situación critica y ya no hay de donde sacar. Es muy preocupante”, confiesa Igot.
En una mirada común, los empresarios gastronómicos apuntan a sostener y ajustar, de ser necesario, los protocolos de seguridad e higiene. Hacer hincapié en el cuidado individual y en reforzar las campañas de concientización. “Estamos de acuerdo con que nos impongan todo tipo de medidas precautorias y asumimos la responsabilidad. Pero el toque de queda sería devastador para todos los comercios -insiste Valles-. Nos encontramos en una etapa donde no se puede cerrar más, deberíamos de aprender a convivir con esto con conciencia social, distanciamiento, con nuevas normas que disponga cada municipio o el Gobierno. Lo que sea, pero que no nos cierren”, ruega Valles, y asegura que hoy la tasa de desocupación en el sector es muy alta. “Restringir la circulación en el horario de más trabajo hará un daño mucho más fuerte que el propio virus. Cerrar no es la solución, porque los daños serían infinitamente peores que seguir abiertos con protocolos estrictos, como ahora. Puedo decir como empresario que este cierre que se plantea nos devastará”, concluye, apocalíptico.
Francisco Bazán es el director comercial de la firma Kentucky y uno de los integrantes que hace algunos meses realizaron la campaña Sillas Al Revés, para contar la grave crisis que atravesaba el sector en agosto pasado. “Queremos que nos dejen trabajar de manera ordenada, con protocolos y cuidados para nuestros clientes. Está demostrado que la actividad no representa ningún riesgo. El problema está en las grandes aglomeraciones y en la clandestinidad, no en el trabajo formal. La gastronomía está con una caída en la actividad promedio de entre el 40 y 50 por ciento. Está situación ya es insostenible, y sobre todo sin ayuda del Estado”, insiste Bazán.
El combo del delivery más el take away, un salvavidas momentáneo
En abril pasado, en medio de una cuarentena dura, muchos locales gastronómicos decidieron sumar al delivery y take away, que fueron los salvavidas momentáneos aislamiento para los gastronómicos, el servicio de despensa. Convirtieron sus mostradores en almacenes gourmet, y salieron a vender todos los productos. Lo hizo La Panadería de Pablo, en Olivos; El Preferido, de la dupla Pablo Rivero y Guido Tassi; Sí Pastrón, en la esquina de Arévalo y Cabrera; y otros locales que hacen punta en la alta gastronomía como Alo’s y Bestia, en San Isidro; o la Trattoria Olivetti y La Locanda, del italiano Daniele Pinna.
Con el nuevo escenario planteado por el Gobierno, la idea de tener que volver al delivery y el take away en el horario nocturno, sería un retroceso. “El take away es una herramienta más, pero que no incide en la rentabilidad del negocio. Todavía los locales gastronómicos no han ni empezado a pagar las deudas que se tomaron durante el año pasado, por lo que es muy difícil pensar en un toque de queda -dice Matías Cabrera, socio de Hell’s Pizza-. Lo importante es resguardar la seguridad sanitaria pero también la economía de cada ciudadano”. Para Valles, la vuelta al take away sería “dramática”, porque según explica el empresario, esta modalidad apenas cubre el 5 % de todos los gastos de la empresa.
“Creo que ningún local gastronómico ni ningún empresario está preparado para otra restricción fuerte. No es el camino dejar a la gente sin trabajo, ahogar al emprendedor, a las pymes. Hay que sostener un protocolo sanitario y exigir que se cumpla, pero sin restricciones de horario. Esto último puede aplicarse a los eventos que se realizan en la clandestinidad y en las discotecas. Pero a los restaurantes, no”, sentencia Cabrera.
Sobre los posibles amparos judiciales, Francolino agrega que, sin lugar a dudas, la disposición de una restricción de la circulación en la franja horaria anunciada no resiste un test de constitucionalidad. “Se trata de una medida desproporcionada, arbitraria, discriminatoria y completamente ilegal, por no emanar del Congreso de la Nación, el órgano encargado de reglamentar los derechos humanos que el Estado argentino. De aplicarse, se someterá a escrutinio judicial, en procura de frenar los abusos del poder Ejecutivo, tanto Nacional como los de las distintas provincias”, completa el abogado.
“Muchos sectores soportaron más de seis meses cerrados sin ningún tipo de ingreso, y ahora el Estado parece encontrar la solución en cortar una brecha horaria en los rubros que prestan servicio de noche como si fueran los culpables, cuando claramente es mejor el control que el descontrol; un hecho que ya se vivió desde el comienzo de la cuarentena, cuando el Gobierno no pudo poner orden en la cantidad de fiestas clandestinas y reuniones privadas”, aseguran desde Idear, la cámara del entretenimiento argentino.