Es el caso del sector de sustancias y productos químicos (+19,6%, aunque las ventas de medicamentos se contrajeron -3,1% interanual) y algunos rubros de alimentos y bebidas (-1,3%, aunque descontando el complejo de oleaginosas se registra una suba de 1,6%), donde sin embargo también hay empresas con problemas de rentabilidad por el congelamiento de precios.
Además, hay sectores que, si bien el comienzo del aislamiento afectó a sus niveles de actividad, han podido adaptarse al contexto una vez habilitada su reapertura: es el caso de la producción de minerales no metálicos (+3,2%, al reactivarse la construcción en casi todo el país), metalmecánica (-5,2%, con subas interanuales en maquinaria agrícola, carrocerías y remolques y equipamiento médico).
También, la industria automotriz (-1,5%, por la suba interanual de las ventas al mercado interno, con una baja base de comparación), la industria electrónica de consumo (-0,5%, donde la demanda se vio incrementada por el excedente de dinero previamente destinado a servicios) y papel y cartón (-0,8%, siendo la producción de papel tissue la más dinámica y la de papel de diario la que más se contrajo).
La UIA detalló asimismo que hay rubros que ya registraban caídas interanuales en su producción a los cuales las condiciones adversas de la pandemia profundizaron aún más, como por ejemplo las industrias metálicas básicas (-28%, principalmente por la caída de la demanda interna de tubos de acero sin costura ante la parálisis del sector energético) y los productos textiles (-22,5%, por la baja demanda del sector de la confección, uno de los más afectados por los cambios en los patrones de consumo y las restricciones de venta al público).
En este marco, la central fabril advirtió que “aún persisten riesgos y se añaden nuevos problemas a las empresas industriales. La caída de la demanda externa, la mayor devaluación de socios comerciales, junto a las restricciones financieras, se encuentran entre las primeras preocupaciones”.
A ese contexto, se le adicionan los nuevos costos asociados a la pandemia (transporte de personal, tests, licencias, entre otros) que deben enfrentar en mayor parte las empresas, “quienes ya se encontraban muy golpeadas incluso antes de la pandemia”, alertó la UIA.
Y concluyó que se observa una “estabilización de la actividad en niveles menores que a comienzos de año, consecuencia de la menor demanda interna producto de la caída en los ingresos y la incertidumbre, de los mayores costos operativos vinculados a la pandemia y de una baja demanda externa por la también delicada situación en Brasil”.